El Recorrido de los Chismes

¿Escuchaste lo que están diciendo sobre Jackson? ¿Piensas que esa historia sobre Lee es verdadera? Tengo algunos trapos sucios de ambos que contarte.

No es ningún secreto que Jackson era alcohólico y comenzó a beber muy temprano en su vida. Pero no bebía para estimular su creatividad. De hecho, era lo opuesto. Desafortunadamente, bebía en lugar de trabajar y esto enloquecía a Lee. Esa es la principal razón por la que quería mudarse al campo, para separarlo de sus compañeros de bebida. Y funcionó. Aquí encontraron a un médico local que lo mantuvo sobrio durante dos años, desde 1948 hasta 1950, y esos fueron sus años más productivos. 

Antes de que Lee conociera a Jackson, ella estuvo en una relación de nueve años con un atractivo inmigrante ruso blanco llamado Igor Pantuhoff.  

Se conocieron en la escuela de arte y vivieron juntos en la década de 1930. Ella era judía y la familia de Igor era antisemita, pero de alguna forma lograron superar este revés y, aunque no se casaron, actuaban como si lo hubieran hecho. A pesar de ser muy pobres, fueron una pareja muy glamurosa con un gran estilo bohemio. Lee tenía una hermosa figura y modelaba para ilustradores de moda antes de obtener su trabajo en el programa federal de arte de la WPA, un programa de empleo que pagaba a los artistas un salario semanal durante la Gran Depresión. 

Jackson trabajó también en ese proyecto, pero tenía dificultades para cumplir con sus entregas. Además de su problema con la bebida, sufría de fuertes cambios de ánimo. Probó un tratamiento psiquiátrico, pero nunca fue diagnosticado correctamente. Puede que hayas escuchado que era bipolar, o que tuvo una falta de oxígeno en su nacimiento, pero nadie sabe realmente el motivo de sus problemas emocionales. Le causaban muchas dificultades en su vida social, especialmente en sus relaciones románticas. En 1933, salió con Lilian Meyer, una compañera estudiante en Henry Street Settlement, en donde ambos tomaban clases de arte gratis, y en 1937, se enamoró intensamente de una cantante de folk, Becky Tarwater. Ambas jóvenes se asustaron por su hábito de la bebida y su temperamento impredecible. 

Hay que darle crédito a Lee por haberlo acogido. Su primera reunión, en un baile en 1936, no fue exactamente amor a primera vista. Ella era una gran bailarina, y se estaba divirtiendo mucho, ¡cuando un extraño ebrio se le acercó, le pisó los pies y se le insinuó! Ella simplemente lo evadió. La gente suele asumir que Jackson era un mujeriego, pero en realidad no sabía cómo seducir o hablar con encanto a las mujeres, y ciertamente no generó una buena impresión en Lee esa noche. Cinco años después, se volvieron a encontrar, y ella lo reconoció. Afortunadamente, fue durante una visita a su estudio, en donde también podía ver su trabajo, lo que definitivamente la sedujo. Se enamoró tanto del arte como del artista y se mudó con él en 1942. 

Lee solía decir que no le interesaba el matrimonio, pero después de la muerte de su padre en 1944 cambió de opinión. Ya estaba acercándose a los cuarenta años y pienso que quería un poco de estabilidad. Por lo que le dio a Jackson un ultimátum: o nos casamos o nos separamos. Él dijo «está bien, nos casamos», pero tiene que ser por la iglesia. No sé de dónde salió eso, excepto que algunos de los amigos de Jackson insistieron en que, aunque parecía el rebelde clásico listo para romper las reglas, realmente tenía un carácter fuertemente convencional. Pero ¿un matrimonio por la iglesia? Él era agnóstico y ella judía. Después de algunas averiguaciones, Lee encontró a un ministro de la Iglesia Reformada Holandesa en Marble Collegiate Church que estuvo de acuerdo en casarlos, y el evento se concretó el 25 de octubre de 1945, justo antes de mudarse a Springs. 

Peggy Guggenheim, la marchante y mecenas de Jackson, debía ser testigo en la boda, pero canceló a última hora. Su excusa fue: «¿ya no están suficientemente casados? Además, tengo una cita para almorzar». Por lo que el conserje de la iglesia tuvo que fungir de testigo para sustituir a Peggy.

Jackson tenía suerte de contar con mujeres fuertes y capaces como Lee y Peggy para apoyarlo y gestionar su carrera. Él era un desconocido cuando conoció a Lee y cuando Peggy lo adoptó como protégé en 1943. Fue Peggy la que presentó su trabajo a los pocos críticos y curadores con influencia que estaban interesados en el arte moderno americano y la que logró que los coleccionistas le dieran una oportunidad. Debido a la escena de seducción frustrada en la película de Ed Harris, «Pollock», muchas personas creen que él y Peggy tuvieron un romance, pero de acuerdo con Peggy esto no es cierto. En su autobiografía abierta «Confessions of an Art Addict», confiesa haber tenido muchos amantes, pero expresa claramente que su relación con Jackson era estrictamente profesional. Le pagaba una mensualidad para que pudiera pintar sin buscar otros trabajos y le prestó a él, y a Lee, la cuota inicial para su propiedad.

Cuando se mudaron a este lugar, diez días después de su boda, realmente quemaron sus puentes. Renunciaron a su apartamento en el Greenwich Village y se mudaron a esta casa a tiempo completo. Obtuvieron una hipoteca en un banco local por treinta y ocho dólares al mes, y vivían de la mensualidad de Peggy que, como se quejaba Jackson, no era suficiente para pagar las facturas. Afortunadamente, se hicieron amigos de Dan Miller, que era dueño de la Spring General Store, y él les daba crédito. También tenían vegetales frescos de su jardín, además de las almejas que sacaban del puerto de Accabonac. Y de alguna forma siempre tenían suficiente dinero para comprar materiales artísticos. Algo fundamental, porque ambos se volvieron muy productivos, y Jackson creaba muchas obras que Peggy podía vender y con eso le pagaba el préstamo.

No creas el mito del artista famélico. Jackson eventualmente logró ganar mucho dinero con su trabajo. Le tomó años, pero a principios de la década de 1950 realmente le estaba yendo muy bien. En 1952, su año más lucrativo, logró generar casi once mil quinientos dólares. El ingreso familiar medio en esa época era de tres mil novecientos dólares, ¡por lo que estaba entre el cuatro por ciento más pudiente! Esto no está mal para una persona que nunca ha tenido un trabajo de nueve a cinco. Desafortunadamente, para ese momento su problema con la bebida había empeorado, y estaba probando todo tipo de curas milagrosas y remedios de curanderos para controlarla. Lo único que no intentó fue dejar de beber. 

En 1955, Lee estaba realmente desesperada, y ambos habían comenzado a verse con un psiquiatra en la ciudad. Pero tan pronto salía del consultorio del psiquiatra, Jackson se dirigía directamente al Cedar Bar. Hay muchas historias, de las cuales la mayoría son verdaderas, sobre su comportamiento salvaje cuando bebía - en parte como un espectáculo, y en parte porque realmente estaba fuera de control. 

En esta escena, a principios de 1956, entra Ruth Kligman, una aspirante a artista de veintiséis años parecida a Elizabeth Taylor, que quería seducir a Jackson. Ella le pidió a otra joven amiga pintora, Audrey Flack, que enumerara a los artistas más importantes del momento, y Audrey dijo «Jackson Pollock, Willem de Kooning y Franz Kline». Ruth respondió: «¿en ese orden?». Audrey dijo: «Sí», por lo que Ruth tuvo romances con ellos en ese orden. Se aventó sobre Jackson y por supuesto él la atajó, pero Lee no tardó en descubrirlo. Ella y Jackson habían planificado un viaje a Europa, pero Jackson le suplicó que lo suspendieran. Le dijo que era porque tenía que seguir viendo a su psiquiatra, pero el tratamiento que realmente quería era el que estaba recibiendo de Ruth. 

Entonces, a mediados de julio, Lee se fue a Europa sola, esperando que el romance llegara a su fin antes de su regreso. Tan pronto su barco zarpó, Jackson pidió a Ruth que se mudara a la casa. Pero su nido de amor no fue una cama de rosas. Él bebía en abundancia y su sombrío humor la asustaba. Además, sus amigos, que eran leales a Lee, dejaron de invitarlos a las fiestas, por lo que debía quedarse sola con él en casa. Tal vez por haber estado aburrida, sentirse sola o asustada, o tal vez las tres cosas, tuvo algunas dudas y regresó a la ciudad un par de veces. En agosto, invitó a Edith Metzger, una amiga de la ciudad, a pasar el fin de semana en el campo. Edith tenía la misma edad de Ruth y sería mucha mejor compañía que Jackson. Entonces, el diez de agosto las dos mujeres tomaron el tren a East Hampton y Jackson las recogió en su convertible Oldsmobile ochenta y ocho, un coche grande y pesado con muchos caballos de potencia.

Jackson puede haber estado encaprichado con Ruth, pero no había renunciado a Lee, que después de todo seguía gestionando su carrera. Ella puso su propia carrera en pausa para promover la de él, y Jackson admitía que sin sus cuidados probablemente estaría muerto. Debía haberse sentido culpable, porque le envió una docena de rosas al hotel en el que se estaba quedando en París. Ella le escribió para agradecerle, una carta larga y llena de noticias sobre lo mucho que se estaba divirtiendo, además de expresarle que deseaba que estuviera ahí con ella. Terminaba la carta con una pregunta: «¿tú cómo estás Jackson?», pero nunca respondió. Lo siguiente que supo fue una llamada en la que le decían que había fallecido en un accidente vehicular el once de agosto. Edith también murió y Ruth resultó lesionada. 

Lee estaba devastada y voló de vuelta desde Europa inmediatamente. Pero se compuso y preparó el funeral y el entierro de Jackson en el Cementerio Green River. Sus dos perros, Gyp y Ahab, aullaron conforme bajaban el féretro. La madre octogenaria de Jackson, Stella, estaba ahí, tan estoica como Lee. 

Mientras tanto, Ruth estaba en el hospital de Southampton, y demandó a Lee por daños. La demanda fue saldada mediante un acuerdo por parte de la empresa de seguros, con lo que se cubrió su cuenta hospitalaria, pero nada más. Ella progresó rápidamente a un romance que duró cuatro años con Willem de Kooning. Cuando él expresó claramente que no se divorciaría de su esposa Elaine, de la que estaba separado, para casarse con Ruth, comenzó a salir con Franz Kline. Después de su muerte por insuficiencia cardíaca con tan solo cincuenta y dos años, Ruth se quedó con su loft y vivió ahí hasta que murió en el 2011, con ochenta años. Estuvo casada brevemente con el pintor español Carlos Sansegundo y, en 1974, escribió una memoria soñadora de su relación de cinco meses con Jackson, titulada «Love Affair».

Hablando de romances, Lee no se quedó sola mucho tiempo después de la muerte de Jackson. En 1959, fue cortejada por David Gibbs, un negociante británico que se había convertido en marchante de arte relacionado con la Galería Marlborough de Londres. Ella tenía cincuenta años y él treinta y tres cuando se conocieron, y su halagadora atención y suave acento inglés la conquistaron. Pero David tenía en mente algo más que un romance. Él quería gestionar las propiedades de Pollock y se aprovechó de la posición de Lee como única heredera de Jackson. Le escribió cartas de amor y la llevó en un viaje apasionado por Europa, desplazándose como pareja mientras buscaba clientes para el trabajo de Pollock. 

Actuaba como intermediario de Lee con Marlborough, enseñando el trabajo de Pollock en Londres en 1961 y se convirtió en el distribuidor de su propiedad cuando abrió la sucursal de la galería en Nueva York, en 1964. Según sus amigos, Lee y David estuvieron cerca de casarse, pero él se retractó en el último momento. Después de una amarga decepción, Lee renunció al romance y encontró su plenitud emocional en su trabajo artístico.

Podríamos quedarnos aquí contando historias todo el día, pero no quiero retenerte. Encontrarás muchos más detalles en los libros que mencioné y en las biografías de Jackson y Lee. Están disponibles para su venta en la tienda del museo.